Entrenamiento fisico -l I l-

Entrenamiento fisico -l I l-

Sassharu se levantó temprano esa mañana. Quería empezar su entrenamiento como un auténtico Shinobi, antes de llevar a cabo su "plan". Caminaba por la aldea, en dirección a la salida, a la que no tardó mucho en llegar. Tras haberla cruzado, se quedó quieto. Miraba al frente; veía todo un camino, bastante largo

Pisó fuerte el suelo, y empezó a correr con velocidad. Pasaba el tiempo, un minuto, dos minutos, tres minutos... Empezó a sudar y a respirar con dificultad, pero siguió corriendo con muchísimo ánimo y consiguió aguantar diez minutos.
Siguió corriendo, pero su velocidad cada ves disminuía mas así que el vio una roca a lo lejos y se dejó caer al pie de esta, donde paró a descansar, pero conto con la Suerte de encontrar un oasis en toda la mitad de el desierto a su lado.

Así se levanto muy cansado con dificultad fue hacia él, y aliviado se arrodilló al borde del arrollo, y empezó a beber un poco de agua, luego Hundió las manos en el agua, y se las llevó a la cara, limpiándose así el sudor y la arena que manchaba su cara. Hundiéndolas otra vez, en esta ocasión formó un cuenco con las manos, y tras sacarlas, se llevó las manos a la boca, y volvió a beber del agua que tenía en sus manos. Volvió a beber dos veces más, y volvió a sentarse al pie de la roca.

Descansó cuatro minutos más, y levantándose, volvió a la "carrera", aunque sin correr muy deprisa. Iba corriendo, y mientras pasaban los minutos, iba cansándose más y volviendo a sudar. Soy débil, pero no debo parar... Descansando tanto no podré cumplir mis objetivos... Y sintió como si hubiera repuesto fuerzas, Tras otros diez minutos corriendo, más seis que pasó antes de la motivación, volvió a parar.

Miró al frente, el camino terminaba allí. Si continuaba saldría de el desierto de Sunagakure no Satou, afortunadamente el Clima estaba bastante susve y solo habia un poco de viento en el desierto. Aún no, pronto, pero aún no. Se dijo mientras sonreía. Se tumbó, y por error quedó dormido.
Tuvo lo que para él sería un sueño bonito, y para otros de mente débil una pesadilla.
Oía gritos, piel desgarrándose, sangre derramándose en el suelo, choques de metales y más gritos. Despertó.

Miró al cielo, viendo que estaba anocheciendo. ¡******, Me dormí ! Exclamó.
Se puso en medio del camino, y empezó a dar pequeños saltos. Luego empezó a calentar las piernas, "corriendo parado en el sitio". Entonces empezó a correr. Debido a su buen descanso tardó mucho más en cansarse, pero no paró de correr, hasta que llegó a la aldea, cruzando las puertas corriendo, y tumbándose al pie de una cabaña.